- 25 de enero de 2017
Hay un renovado interés español por invertir en "América Latina"
La Corporación Interamericana de Inversiones, organismo integrado en el Banco Interamericano de Desarrollo (del que España es socio), se ha reorganizado recientemente para reforzar su apuesta por el sector privado en América Latina. Para este año, la corporación se ha marcado el objetivo de aprobar proyectos de financiación por valor de 3.000 millones de dólares. Un 40% de ese capital se destinará a infraestructuras.
- Ustedes proveen de financiación a las empresas. ¿Qué criterios específicos deben cumplir para acceder a sus programas?
El grupo BID es una banca de desarrollo con dos áreas: una que financia a los gobiernos y otras que ayuda al sector privado. La Corporación financia al sector privado. Cuando nosotros trabajamos con una compañía buscamos que tenga un impacto de desarrollo en el país en el que opera, que tenga un efecto positivo sobre el medio ambiente y que actúe con criterios de sostenibilidad. Trabajamos en mercados emergentes, por lo tanto, cuando las compañías se acercan a nosotros no cumplen todos los criterios y ahí les ayudamos con dinero y conocimiento.
Tenemos un grupo de consultores que ayuda con conocimientos técnicos. Lo que más damos es dinero, pero tenemos un rol de ayudar a las empresas. Buscamos un retorno de mercado, a largo plazo, no subsidiamos, pero no buscamos exclusivamente un rendimiento económico.
- ¿Qué sectores son los que más financiación están demandando?
Tenemos cuatro sectores principales, que son el 80% de nuestro balance: transporte, energía sostenible, agroindustria y sector bancario. Después hay áreas que están creciendo, como tecnología y telecomunicaciones, infraestructura social, agua y saneamiento, turismo... son más pequeñas, pero están en crecimiento.
- Trabajan también con empresas españolas. ¿Qué expectativas manejan para este año?
Nuestro rol con empresas españolas consiste en ayudar a aquellas que tienen proyectos en América Latina o en apoyar inversiones. Tenemos proyectos de empresas españolas en todos los sectores, por ejemplo, hemos trabajado con Santander, hemos ayudado a sus subsidiarias en Latinoamérica. También hemos apoyado a constructoras españolas y a operadoras, en el sector de las infraestructuras. La cifra de empresas españolas con las que hemos trabajado se ha mantenido estable en los últimos años, por diferentes motivos. Aunque, ahora, tras la etapa de crisis, estamos viendo un interés específico por incrementar inversiones en Latinoamérica. Estos dos próximos años van a ser más fuertes.
- ¿Cuál es la situación del sector privado en América Latina? ¿Qué papel está jugando en el incipiente crecimiento económico?
Generalizando, hay que destacar el rol de desarrollo que están jugando las empresas privadas. Es importante resaltar eso porque la capacidad financiera de los Gobierno hoy es limitada. Las empresas están jugando un papel muy importante no sólo como dinamizadoras de la economía sino también como empleadoras.
- Sin embargo, el sector privado arrastra serios problemas en la región, como la baja productividad o el trabajo ilegal. ¿Se está avanzado en la superación de esas dificultades?
Esos son problemas que aparecen en todos los mercados emergentes y son difíciles de solucionar. La informalidad tiene mucho que ver con la estructura de impuestos que hay en cada uno de los países y en cuanto a la productividad hay límites enormes. Muchas de las soluciones que estamos viendo, en particular soluciones tecnológicas, están ayudando en el área de la productividad. Las empresas latinoamericanas están llevando a cabo fuertes inversiones para adaptarse a la era digital y nosotros les estamos apoyando.
- Parece que la región se va a recuperar en 2017, gracias principalmente a la salida de la crisis de Brasil y Argentina. ¿Cómo va a repercutir ese crecimiento en el sector privado de Latinoamérica?
El crecimiento incipiente que estamos viendo en Brasil va a tener, sin duda, un impacto muy relevante. En cuanto a Argentina, el aperturismo del nuevo Gobierno también está teniendo un efecto positivo que podemos medir por los requerimientos que estamos teniendo en cuanto a inversiones de capital. Nosotros en los últimos años no hemos estado invirtiendo mucho en Argentina; sin embargo, en 2016, hemos revertido esa tendencia y hemos invertido fuertemente en sectores como las telecomunicaciones, las infraestructuras, la agroindustria o las entidades financieras. Hay muchas compañías que nos están pidiendo fondos porque están notando un aumento en la demanda de sus servicios.
- ¿Qué países están siendo los más dinámicos en términos de inversión privada?
El año pasado fueron países como Colombia, Panamá y Argentina. Este año, Brasil y México estarán en auge, teniendo en cuenta las incertidumbres tanto domésticas en Brasil como en cuanto a su relación con Estados Unidos en el caso de México.
- En México, precisamente, han saltado las alarmas en los últimos meses a causa de los efectos que podrían tener en su economía las políticas del presidente Donald Trump. ¿Cómo cree que responderán las empresas mexicanas a este desafío?
Es muy pronto para saber cuáles serán esas políticas. Estados Unidos es uno de nuestros mayores socios, nuestras oficinas están en Washington, y siempre hemos tenido muy buena relación con Estados Unidos. Es cierto que hay preocupación, aunque sobre todo lo que hay es incertidumbre porque no se sabe el efecto que podrá llegar a tener.
- La sostenibilidad de los proyectos es para ustedes una prioridad. ¿Hasta qué punto están las empresas latinoamericanas comprometidas con este criterio?
Yo llevo quince años en la banca de desarrollo. Si esa pregunta se me hubiera planteado hace ocho o diez años hubiera respondido que las compañías no entienden que la sostenibilidad deba ser un requerimiento. Sin embargo, cuando los empresarios empezaron a ver el impacto de proyectos, sobre todo de infraestructuras y agroindustria y el efecto que tienen en la sociedad y en el medio ambiente se dieron cuenta de que la sostenibilidad tiene un valor enorme, no sólo para la sociedad, sino también para protegerse ellos mismos tanto en cuanto a reputación como en términos de riesgo crediticio.
FUENTE: EXPANSION